24 may 2011

¿Marcha atrás?


¡Qué putada! Eso fue lo primero que pensé cuando me dí cuenta de que me había quedado preñada. Ahora debía pasar por todas esas incomodidades por las que he ido viendo vivir a cada una de mis amigas. Es que hay que ser imbécil.

Las náuseas, los vómitos, las patadas, tobillos hinchados… y un sin fin de cosas más. Me quedaban nueve meses por delante para hacerme a la idea de que iba a ser madre y de que mi vida ya no iba a volver a ser la misma.- “seguro que será maravilloso sentir cómo crece la vida dentro de mí” – me decía a mí misma mientras daba una infinidad de vueltas en mi cama. Pero quién iba a tragarse ese montón de mierda. Con 16 años es imposible disfrutar de algo así.

¡Joder, si es que hasta hace nada no me crecieron las tetas! Puedo acordarme del sufrimiento y lo humillada que me sentía cuando quedaba con mis amigas, las muy putas no paraban de decirme: “mira la pechos planos”.Malditas zorras, si supieran que nunca me han caído bien, pero no pueden enterarse, si no a ver a quién coño le dejó a mi hijo cuando quiera salir de fiesta. Eso es lo más importante, porque mi madre me ha dicho que apechugue, que ella no se va a quedar con mi hijo, que es un marrón mío que tengo que comerme solita por ser una inconsciente. Cuando me dio el coñazo con toda esa mierda, no podía dejar de llorar pensando en el Santi, el cabrón que me dejó en estado. La noche que le dije que estaba esperando un hijo suyo salió corriendo y nunca más he vuelto a saber de él. - “Es que no es lo mismo que hacerlo con condón” - me decía mientras yo yacía abierta de piernas esperando a que me echara un polvo. - “Que no se me pone dura” – llegó a decirme en otra ocasión.

Yo fui gilipollas por hacerle caso cuando me dijo que haría la marcha atrás. Me dejó mis partes como una calle donde acaba de nevar. Aunque bueno eso ya no importa a estas alturas, ahora únicamente tengo que concienciarme de que dentro de unas horas voy a sufrir como una perra.

“Tiene que dilatar un poquito más”- fueron las palabras de mi enfermera. Mientras me lo decía me entraban ganas de darle un par de ostias para que se callara. No paraba de llamarla zorra, creo que incluso se me escapó, porque desde ese momento dejó de ser tan amable como al principio.

Finalmente di a luz entre una multitud de gritos, insultos y sobre todo de sangre. Pensé que se me iba a ir la vida por el coño. Menos mal que no pasó nada más.

Ahora mientras tengo a mi hijo en mi regazo dándole de comer, siento que todo ha merecido la pena. La putada será que tendré que dejar de salir de fiesta, aunque bueno, nunca se sabe.
He decidido llamar a mi hijo Enrique, por mi padre. Mi viejo fue un gran hombre y seguro que hubiera llorado al ver a su nieto. Me hubiera gustado que estuviera aquí hoy. Mi madre no se ha separado de mi lado, creo que incluso está más emocionada que yo, al fin y al cabo no se es abuela todos los días.

Jearci Brown

Jearci Brown
Hoy han de llover estrellas porque no he de llorar por penas, hoy te haré el amor? yo, el enamorado poeta con letras de mil poemas mientras el sol paga su condena.

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