Hoy me dirijo a ti, estás entre las pocas personas a las que
he dedicado unas líneas en mi vida y, ciertamente, no se me ocurre una ocasión
más apropiada que esta.
Antes que nada quiero decirte que sigo aquí, al otro lado, que
no me he olvidado de ti aunque, de momento, prefiera mantener una distancia
relativa contigo. Creo que es tiempo de dejar espacio para no abrumar, para que
todo lo que lleves por dentro se apacigüe porque, supongo, tendrás a muchos y
muchas pendientes de tu persona, esos y esas que te quieren y que, por esa
misma razón, intentan trasmitirte su amor y fuerza pudiendo llegar a tener el
efecto contrario a el motivo que los y las mueve. Y yo no quiero arriesgarme a
ser uno más, por eso hago uso de la prudencia.
Pero sigo aquí y seguiré hasta que desees que así sea. Que
el tiempo diga que ya nosotros dispondremos.
Esta noche, justo antes de sentarme a escribirte, he deseado
con todas mis fuerzas poder vaciar tu ánima de todo ese dolor y pesadumbre que
debe recorrerte de arriba-abajo, y llenarla con toda la alegría que había en el
lugar de donde acabo de llegar: una energía positiva increíble, con colores
maravillosos allá por donde los ojos se expandían, risas, bailes, música,
olores sugerentes de ricos platos…felicidad en el estado más puro. De eso me
gustaría llenarte el alma y la vida. Creo que no hay deseo más bonito que se
pueda tener para con alguien.
Bien es cierto que no somos amigos en el sentido literal de la
palabra, pero por algún motivo que aún sigo sin conocer o identificar, te tengo
en gran estima y despiertas en mí la ternura y el cariño que solo mis grandes
amigos, lo pocos de toda la vida y que cuento con una sola mano, consiguen
despertar. Quizás sea por eso por lo que te he ofrecido mi corazón, mi amistad
y mi fuerza desde el momento en el que nuestros caminos se volvieron a cruzar.
Todo pasará, el tiempo te sanará el alma y el corazón y tú
volverás a ver la vida con la grandilocuencia que lleva implícita. Estoy
tremendamente orgulloso de ti, de la fortaleza, el coraje y la madurez con la que has afrontado lo que
te ha tocado vivir. Lejos de ser reiterativo, quiero volver a recalcarte que
podrás con todo lo que te venga, porque eres muy fuerte; que la vida te
recompensará con creces por las malas experiencias que han llamado a tu puerta
y que volverás a acoger la dicha y la felicidad en tu existir.
Mientras tanto yo, seguiré aquí, viéndote y acompañándote en esta lucha y
cuando hayas conseguido la victoria, cosa que harás más pronto que tarde,
entonces será el momento de decidir si permanezco a tu lado o sí será el punto
preciso de alejarme del todo; que el tiempo diga y disponga. Entre tanto,
cuentas conmigo, mi amistad y cariño incondicional y desinteresado, mi pequeño
amigo.
Y recuerda, al final, pase lo que pase, el sol siempre
terminar por salir.