Foto por Jonathan Rincon |
Te eché tanto de menos
En las mañanas azules
En los atardeceres oscuros
Que no recuerdo cuanto lloré
Te eché tanto de menos desde el momento
En que me enteré
Que no era la distancia ni la muerte
Ni el tiempo ni el olvido
-Bueno, quizás más el olvido-
Cuando supe que ya no eras mío
Ni yo tuyo
-aunque nunca fuimos uno-
Fuimos dos jugando a ser el mismo
Hasta que ya no más quisiste tú.
Cávame un agujero a la orilla del mar
Donde pueda al mismo tiempo llorar
Y lavarme los ojos al terminar
Dispárale al sol antes de marchar
No quiero luz si la tuya no me ha de alumbrar
Préndeme dos velas antes de callar
Dale sosiego a mi esperanza
Dame algo de paz para poder caminar.
Te echo tanto de menos
Que no importa ya que estés o no estés
Te echo tanto de menos
Que siento que tengo plumas en vez de pies
Te quiero tanto que me duele menos
Que no me duela más de lo que debería doler
Jugamos tanto a ser lo que no éramos
Que uno y uno y uno son menos tres
Jugamos tanto a ser lo que no éramos
Hasta que ya no quisiste más ser mi ser
Cávame un agujero a la orilla del mar
Donde pueda al mismo tiempo llorar
Y lavarme los ojos al terminar
Dispárale al sol antes de marchar
No quiero luz si la tuya no me ha de alumbrar
Préndeme dos velas antes de callar
Dale sosiego a mi esperanza
Dame algo de paz para poder caminar.
Lávame la cara que la tengo roja de llorar
Recoge el agua de mi alma y dame de beber
Dime todo aquello que no quieras escuchar
Quizás sobre la mesa las palabras te hagan vibrar
Quizás una vez afuera comprendas que yo te quiero de verdad
Lávame la cara que la tengo roja de llorar.
A la orilla la marea me traerá paz,
A la orilla la marea me traerá paz,
Lávame la cara que la tengo roja de llorar
Préndeme dos velas antes de callar
No hay sepulcro ni duelo
Sino hay alma que velar
Préndeme dos velas
Para poder volver a caminar
Déjame algo de tu luz para poder avanzar
Lávame la cara que la tengo roja de llorar.