17 ene 2014

A ti, mi querida poeta.


Querida compañera de los vacíos y melodías
No puedo prometerte que tu desasosiego desaparecerá algún día
Pues no suelo tornar mis palabras en blanco y negro
A veces suelo envolverlas en los matices que hay en una caricia.

Mas si puedo convertirme en resguardo
Y secar con mis manos tus mejillas
Recoger tus lágrimas y usarlas para regar tu alma
Para que no olvides que amar es la más grata dicha de la vida.

Yo mi querida poeta
Solo puedo jurarte que seré tu voz cuando te falten las palabras
Y ofrecerte mi corazón para repartir tu herida
Así quizás algún día vuelvas a ser tú en una sola
Y el recuerdo de su partida
Se transforme en un verso más de tu más íntima poesía.

Como el chocolate caliente.


La temperatura era la idónea: ni demasiado frío ni calor. La tenue luz de una pequeña  lámpara iluminaba la superficie de una mesa de madera y era lo suficientemente fuerte como para proyectar la débil sombra de dos sillas enjutas desplegadas a cada lado de la susodicha. Cuatro paredes desnudas cuyo color no distinguía  y un par de tazas blancas  dispuestas sobre la superficie de la mesa era todo cuanto había en ese lúgubre espacio.

-¿Cuál es tu nombre?-Preguntó con voz tranquila-.

-Ezequiel Velázquez- Contestó al cabo de unos segundos, con una postura recta que proyectaba fuerza y seguridad-.

-¿Sabes por qué estás aquí?

-Sí, lo sé. Usted quería hacerme unas preguntas y yo he accedido a responderlas.

-Siendo así – le refirió la otra persona-  me gustaría pedirle una cosa más.

-Adelante, pida lo que desee y ya veré yo si se lo concedo o no.- Contestó fríamente-.

-Es muy fácil.- Dijo haciendo gala de un tono distendido, intentando infundir confianza-.

-Dígamelo entonces.

-¡Sinceridad!-Exclamó-.Tan solo eso. Le pido que responda de la manera más franca posible.

-Es sencillo- le devolvió un amago de sonrisa, sin llegar a serlo-. Aunque como bien sabrá la sinceridad es un arma de doble filo, ¿tiene claro que es eso lo que quiere de mí?- Concluyó finalmente-.

-Así es, de lo contrario no se lo pediría. –Zanjó  de manera inmediata-.

-¿Cree usted en el amor? Dio paso al interrogatorio.

-Creo en la unión física de dos seres. El amor es una distracción, un espejismo que la mente humana usa para denominar algo que nosotros mismos hemos inventado. El amor en sí no existe; es egoísta, mendaz, feroz y traicionero. Las emociones que percibimos al principio no son más que un simple engaño. Dulce y confortable, según dicen, pero nos distrae de lo que realmente importa.

-¿Y qué es lo que “realmente importa”?

- La satisfacción de una necesidad primitiva.- Contestó de manera rotunda, que solo responde a aquello que de verdad se tiene por cierto-.

-¿Qué opinión le confiere la raza humana?

- La raza humana es una lacra. Los seres humanos son viles y destructivos por naturaleza. En mi opinión, es el único animal que sobra de verdad sobre el planeta; si algún día desapareciéramos todo seguiría funcionando y mejor-puntualizó levemente-; las especies se recuperarían, los parajes naturales necesarios para que la vida exista se repondrían del daño causado por el “desarrollo y la modernización”. Nosotros somos un obstáculo en el ciclo natural de las cosas, unos verdugos.

El ser humano es egoísta y envidioso ni siquiera aquellos que hacen el “bien” lo llevan a cabo desinteresadamente, porque en el fondo lo que desean es cubrir una necesidad propia a costa de los demás.

-Pero eso no es malo, no es una postura egoísta.- Le interrumpió-.

-No es más que otra forma de egoísmo, recuerde que todo en esta vida puede tener dos caras. Incluso lo más puro.

Tras esto hubo una pausa que surgió de forma natural e instantánea. La persona que estaba interrogando lo agradeció aunque sin ser consciente del todo de ello puesto que necesitaba asimilar las respuestas.

-Entonces- continúo tras ese paréntesis- usted de qué manera se relaciona con el resto de los mortales. ¿Nunca se ha enamorado?

-Para mí las relaciones humanas son como....-Guardó silencio para escoger adecuadamente sus palabras-.Simultáneamente, cogió la cucharilla que había dentro de la taza que tenía delante y empezó a dibujar círculos contra los bordes de la misma, produciendo un ruido molesto. Finalmente terminó por responder:

Para mí las relaciones humanas son como el contenido de esta taza de chocolate caliente que tengo delante; al principio cuando te metes la cuchara con liquido caliente a la boca- tras esto retiró el cubierto con la bebida dentro y se lo metió en su cavidad bucal –. Al sacárselo continúo hablando: La sensación de calor puede quemarte levemente y producirte cierto gusto y, una vez te lo has tragado, vas a por la siguiente y así hasta que terminas todo el contenido que tienes a tu alcance.

Sí, son como el contenido de la taza: cuerpos calientes que pueden proporcionarte placer y cuando han cumplido su objetivo se debe prescindir de ellos e ir a por el siguiente.

Y en cuanto a si alguna vez me he enamorado, la respuesta está clara; de otra manera todo lo que acabo de decirle carecería de sentido.

-¿Es usted feliz?- Después de escuchar y asimilar todo lo que acababan de responderle solo el formular está pregunta le pareció ridículo-.

- La felicidad es otra arma de doble filo. La sensación puede ser buena pero, por otro lado, nos aletarga y reduce nuestra panorámica de la realidad, haciéndonos vulnerables y convirtiéndonos en dianas fáciles para las zancadillas que pone la vida.

-¿Qué opinión le provoco yo?- Preguntó con la intención de conseguir respuestas más amables y con la esperanza de retomar el control de la conversación-.

-Mi opinión sobre usted es que es una persona ilusa, soñadora, que cree en las bondades del ser humano. Solo alguien que responda a estas características es capaz de formular las preguntas que me ha hecho.Antes de comenzar con su interrogatorio usted me pidió sinceridad pero yo nunca le dije que sí o que no; simplemente lo dio por hecho y se aventuró a preguntarme sin más, obviando ese detalle.  Yo permití que continuara porque me esperaba otro tipo de actitud, un cambio de dirección en sus pesquisas pero no ha sido así.

Me ha hecho perder el tiempo y, peor aún, ha perdido el suyo.

-¿Por qué cree eso?- Consiguió articular-.

-Porque ahora nunca sabrá si mis respuestas han sido sinceras.- Le espetó duramente zanjando así la conversación-.


Acto seguido se levantó y salió de la habitación.

Jearci Brown

Jearci Brown
Hoy han de llover estrellas porque no he de llorar por penas, hoy te haré el amor? yo, el enamorado poeta con letras de mil poemas mientras el sol paga su condena.

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