La temperatura era la idónea: ni demasiado frío ni calor. La
tenue luz de una pequeña lámpara
iluminaba la superficie de una mesa de madera y era lo suficientemente fuerte
como para proyectar la débil sombra de dos sillas enjutas desplegadas a cada
lado de la susodicha. Cuatro paredes desnudas cuyo color no distinguía y un par de tazas blancas dispuestas sobre la superficie de la mesa era
todo cuanto había en ese lúgubre espacio.
-¿Cuál es tu nombre?-Preguntó con voz tranquila-.
-Ezequiel Velázquez- Contestó al cabo de unos segundos, con
una postura recta que proyectaba fuerza y seguridad-.
-¿Sabes por qué estás aquí?
-Sí, lo sé. Usted quería hacerme unas preguntas y yo he
accedido a responderlas.
-Siendo así – le refirió la otra persona- me gustaría pedirle una cosa más.
-Adelante, pida lo que desee y ya veré yo si se lo concedo o
no.- Contestó fríamente-.
-Es muy fácil.- Dijo haciendo gala de un tono distendido,
intentando infundir confianza-.
-Dígamelo entonces.
-¡Sinceridad!-Exclamó-.Tan solo eso. Le pido que responda de
la manera más franca posible.
-Es sencillo- le devolvió un amago de sonrisa, sin llegar a
serlo-. Aunque como bien sabrá la sinceridad es un arma de doble filo, ¿tiene
claro que es eso lo que quiere de mí?- Concluyó finalmente-.
-Así es, de lo contrario no se lo pediría. –Zanjó de manera inmediata-.
-¿Cree usted en el amor? Dio paso al interrogatorio.
-Creo en la unión física de dos seres. El amor es una
distracción, un espejismo que la mente humana usa para denominar algo que
nosotros mismos hemos inventado. El amor en sí no existe; es egoísta, mendaz,
feroz y traicionero. Las emociones que percibimos al principio no son más que
un simple engaño. Dulce y confortable, según dicen, pero nos distrae de lo que
realmente importa.
-¿Y qué es lo que “realmente importa”?
- La satisfacción de una necesidad primitiva.- Contestó de
manera rotunda, que solo responde a aquello que de verdad se tiene por cierto-.
-¿Qué opinión le confiere la raza humana?
- La raza humana es una lacra. Los seres humanos son viles y
destructivos por naturaleza. En mi opinión, es el único animal que sobra de
verdad sobre el planeta; si algún día desapareciéramos todo seguiría
funcionando y mejor-puntualizó levemente-; las especies se recuperarían, los
parajes naturales necesarios para que la vida exista se repondrían del daño
causado por el “desarrollo y la modernización”. Nosotros somos un obstáculo en
el ciclo natural de las cosas, unos verdugos.
El ser humano es egoísta y envidioso ni siquiera aquellos
que hacen el “bien” lo llevan a cabo desinteresadamente, porque en el fondo lo
que desean es cubrir una necesidad propia a costa de los demás.
-Pero eso no es malo, no es una postura egoísta.- Le
interrumpió-.
-No es más que otra forma de egoísmo, recuerde que todo en
esta vida puede tener dos caras. Incluso lo más puro.
Tras esto hubo una pausa que surgió de forma natural e
instantánea. La persona que estaba interrogando lo agradeció aunque sin ser
consciente del todo de ello puesto que necesitaba asimilar las respuestas.
-Entonces- continúo tras ese paréntesis- usted de qué manera
se relaciona con el resto de los mortales. ¿Nunca se ha enamorado?
-Para mí las relaciones humanas son como....-Guardó silencio
para escoger adecuadamente sus palabras-.Simultáneamente, cogió la cucharilla
que había dentro de la taza que tenía delante y empezó a dibujar círculos
contra los bordes de la misma, produciendo un ruido molesto. Finalmente terminó
por responder:
Para mí las relaciones humanas son como el contenido de esta
taza de chocolate caliente que tengo delante; al principio cuando te metes la
cuchara con liquido caliente a la boca- tras esto retiró el cubierto con la
bebida dentro y se lo metió en su cavidad bucal –. Al sacárselo continúo
hablando: La sensación de calor puede quemarte levemente y producirte cierto
gusto y, una vez te lo has tragado, vas a por la siguiente y así hasta que
terminas todo el contenido que tienes a tu alcance.
Sí, son como el contenido de la taza: cuerpos calientes que
pueden proporcionarte placer y cuando han cumplido su objetivo se debe
prescindir de ellos e ir a por el siguiente.
Y en cuanto a si alguna vez me he enamorado, la respuesta
está clara; de otra manera todo lo que acabo de decirle carecería de sentido.
-¿Es usted feliz?- Después de escuchar y asimilar todo lo
que acababan de responderle solo el formular está pregunta le pareció
ridículo-.
- La felicidad es otra arma de doble filo. La sensación
puede ser buena pero, por otro lado, nos aletarga y reduce nuestra panorámica
de la realidad, haciéndonos vulnerables y convirtiéndonos en dianas fáciles
para las zancadillas que pone la vida.
-¿Qué opinión le provoco yo?- Preguntó con la intención de
conseguir respuestas más amables y con la esperanza de retomar el control de la
conversación-.
-Mi opinión sobre usted es que es una persona ilusa,
soñadora, que cree en las bondades del ser humano. Solo alguien que responda a
estas características es capaz de formular las preguntas que me ha hecho.Antes de comenzar con su interrogatorio usted me pidió sinceridad
pero yo nunca le dije que sí o que no; simplemente lo dio por hecho y se
aventuró a preguntarme sin más, obviando ese detalle. Yo permití que continuara porque me esperaba
otro tipo de actitud, un cambio de dirección en sus pesquisas pero no ha sido
así.
Me ha hecho perder el tiempo y, peor aún, ha perdido el
suyo.
-¿Por qué cree eso?- Consiguió articular-.
-Porque ahora nunca sabrá si mis respuestas han sido
sinceras.- Le espetó duramente zanjando así la conversación-.
Acto seguido se levantó y salió de la habitación.
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