15 jun 2013

Desprenderse




Te maté
En el mismo instante que saliste de mi Edén.

Te extinguí
No con los dedos húmedos que apagan la llama
Sino de raíz.

Te corté
Usando tijeras, machetes y cuchillos

Me desprendí de ti.

Te aparté
Como el polvo que barre el  cepillo

Te recogí y te tiré.

Te olvidé. 

9 jun 2013

De alguna manera se tiene que vivir la vida.


Reencontrarse con el pasado, reconfortarse con el presente, acongojarse ante el futuro. Creo, en resumidas cuentas, que esa es la manera en que yo, Almudena, vivo la vida.

Desde pequeñita siempre tuve la costumbre de guardar algo, lo que fuera, que me recordara ese día vivido para no olvidarlo y, de alguna manera, perpetuarlo. Ya se podrán imaginar la cantidad de cosas que se pueden acumular por simple inocencia.

Una vez, incluso, escuché decir a mi madre, refiriéndose a una servidora: " parece que tiene un vacío existencial y eso que apenas despega la cabeza del suelo"

Si ella supiese la importancia de lo dicho y lo que esas palabras supondrían para mi vida, estoy casi segura, nunca digo "segura" porque desconfío soberanamente de las bondades humanas, de que se arrepentiría sobre la marcha.

Al cumplir los diez años, tiré todo cuanto había acumulado durante los 3287 días de vida anteriores ¿Qué otra cosa habría podido hacer si con todos los objetos que habitaban en mi dormitorio se podrían haber llenado 100 museos de arte contemporáneo? Por aquel entonces no conocía los conceptos de arte ni de contemporáneo.

Con las estancias vacías de existencias tenía suficiente espacio para empezar de nuevo con el mismo proceso.

A los quince años  llegaría mi primer amor, Aduén, ¡qué guapo era! Si tienen un prototipo de chico, aplíquenlo a él y se podrán hacer una idea de lo que quiero decir.

Prácticamente no llegué a hablarle, salvo en contadas ocasiones para decirle el "hola" de cortesía. Sin embargo, le escribía y dedicaba canciones de amor que compuse durante una tortuosa etapa de mi adolescencia, para los que tenían que escucharme tocar la guitarra, instrumento de mi predilección, de la que me atraían sus curvas hasta el punto de que una tarde al ver pasar a una chica de mi barrio cuya  silueta me cautivo de tal manera que me recordó al objeto de mi atracción, tanto  como para hacerme plantear si seria lesbiana. Posteriormente descubriría que no.

El caso es que una noche, al regresar de la biblioteca, entré en mi habitación para encontrarme con madre revolviendo mis cosas y leyendo mis canciones. Si para mí fue una sorpresa para ella fue casi un sincope. A partir de ese momento decidí dejar de vivir en el pasado atándolo al presente a través de recuerdos absurdos, principalmente por el riesgo que conllevaba para mi derecho a la intimidad. Durante el siguiente lustro me dediqué a torturar mentalmente  a mi progenitora como castigo a su intromisión en mi privacidad. No recuerdo haber disfrutado tanto algo como con esos años tocando la guitarra.

A los 20  marché de casa para mudarme a una residencia universitaria donde viviría el siguiente quinquenio. He de decir que tardé 24 meses en descubrir la manera de ganarme mi subsistencia. Opté por estudiar psicología.

En mi etapa como estudiante de la universidad aprendí a vivir el presente por lo que dejé de escribir canciones, diarios y reclutar trastos para mi reencuentro posterior con el pasado. Así tal cual.

Para mi desgracia abandoné esa vieja costumbre para vivir temerosa del futuro.

¿Qué será de mí al acabar la universidad?¿Me llegaría a casa algún día?¿Sería un buen hombre y yo estaría a la altura? Y lo más importante ¿Qué apariencia tendría? Para mi propia vergüenza he decir que peco de superficial.

Mañana haré tres décadas de existencia con mis estudios acabados, sin marido y viviendo de nuevo en casa de mis padres, conviviendo con todas las cosas que recolecté como recordatorio.

Por cierto, he vuelto a tocar la guitarra.

Jearci Brown

Jearci Brown
Hoy han de llover estrellas porque no he de llorar por penas, hoy te haré el amor? yo, el enamorado poeta con letras de mil poemas mientras el sol paga su condena.

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