1 dic 2018

Himno a la vida.





Hoy le canto a la vida,
Al cielo en cualquiera de sus colores,
A la madre tierra, 
A sus mares y océanos,
A sus desiertos
A sus prados,
A sus selvas, junglas y bosques.

Hoy le quiero cantar a cada ser vivo,
Animales y plantas,
A los seres humanos,
A sus lados oscuros,
A su luz infinita.

Esta mañana le canto a lo malo y lo bueno,
A cada beso,
A cada lágrima,
A cada caricia,
A cada golpe,
A cada herida,
A cada cicatriz,
A cada sonrisa.

Hoy quiero cantarle a Dios,
A Mahoma,
Al Brahma
Al Buda Gautama
A las divinidades de cada religión.

Hoy le canto a la diversidad,
De culturas,
De ideologías,
De etnias,
De género y orientación.

Hoy le aplaudo a los valientes,
Y también a los cobardes,
Valientes incluso en su cobardía.

Hoy le aplaudo a los soñadores,
A los que luchan incansablemente,
Incluso cuando pueden perder.

Hoy le aplaudo a las maravillas descubiertas,
A los pequeños detalles,
A los grandes momentos.

Hoy celebro también la muerte,
Como parte natural e inexorable de la vida.

Hoy me siento feliz de estar vivo,
De que estemos vivos,
De que el mundo este vivo,
Porque aún en desgracia,
Hay vida y con ella, esperanza.

Hasta que se extinga todo calor de mi cuerpo,
Y me abandone el último aliento,
¡¡¡YO VIVO!!!

9 sept 2018

Significados.

Se me cierran las palabras, 
Es como si mi voz las hubiera olvidado.
Como si su mera existencia,
Fuera una herida de muerte,
Una agonía eterna,
Un camino sin vuelta atrás.

Se me niegan los significados,
Su léxica, su entonación,
Su construcción gramatical se desmorona.
Se me cruzan las letras,
En párrafos de caligrafia nefasta.

Son tan sólo un par de palabras
Que significan la vida y la muerte,
La dicha y la gloria,
Y, a veces, un dolor insesante.

Callar, llorar, reír.
Gritar, susurrar y decir.
Vivir, amar y morir.

Morir entre líneas,
Entre contextos sin sentido,
Entre oraciones vacías,
Pero vivir sin sentir,
Es a veces mejor que sentir viviendo.

28 mar 2018

El umbral.

La noche llegó tras un largo día lleno de reencuentros y,con ella, también apareció una luz, una esperanza, un descubrimiento nuevo y emocionante.

Acababa de llegar a casa, lleno de arena y salitre, después de haberse pasado las últimas horas de la tarde en la playa. Estaba rebosante de alegría ya que por fin, tras muchos meses, había visto a su familia y amigos, había disfrutado de un cielo impoluto y de un sol, que  a pesar de la prontitud del año, brillaba y calentaba como en los primeros días del verano. 

Dejó la mochila sobre el mueble de madera blanco de la entrada,de tres cajones y adornado con fotos y plantas, de esas que a su madre tanto le gustaban. Antes de meterse a la ducha, puso una cafetera, se desnudó  y, durante casi quince minutos,dejó que el agua acariciara su cuerpo.Posteriormente, salió del baño, se embadurnó el cuerpo con una crema hecha a base de aceite de coco, se puso ropa cómoda de andar por casa y se sentó a disfrutar de una taza de café solo y largo, con dos cucharadas de azúcar, mientras leía a Ian Manook. 

Había transcurrido casi  media hora y entonces su móvil sonó, notificándole un mensaje nuevo. Estiró la mano para coger el teléfono y lo leyó. No conocía para nada el remitente y, sin embargo, lo primero que pensó fue:¡qué mono es!- Y lo repitió de nuevo para sí mismo en voz baja-.

-Hola, ¿qué tal guapo?- rezaba el primer whatsapp-.
-Muy bien, gracias,¿y tú?
-Un poco cansado del trabajo pero bien- contestó sobre la marcha-, ¿haces algo está noche?
-No, la verdad es que no, hace un ratito he llegado a casa y estaba leyendo, ¿por qué lo preguntas?- Le inquirió travieso-. 
-Bueno, pues porque estoy solo en casa y me preguntaba si te apetecería pasarte por aquí y tomarte algo conmigo.
-¡Pero si no nos conocemos aún!- Tecleó sin pensarlo dos veces intentando hacerse el difícil-. 
-Ya pero no importa, a eso vendrías, a que nos conozcamos.
-Mmm,¡vale! Dime dónde quieres quedar.
-¡En mi casa! ¡Te lo he dicho antes!- Le escribió mandando un emoticono de burla-.
-¡Ja,ja,ja!¡Cierto! Entonces envíame tu ubicación y nos vemos a la hora que me digas.
-¿ A las nueve y media te parece bien?
-Perfecto, nos vemos en un rato entonces. 

Se despidieron y él se quedó en el sofá acostado un rato más, quedándose dormido sin darse cuenta. Se levantó una hora después, cuando escuchó la puerta de la calle cerrarse tras su padre que le saludaba asomando la cabeza desde el pasillo que daba al salón. Tenía menos de una hora para prepararse. 

 Se fue a su habitación, abrió la maleta, de color negro y llena de pegatinas de sitios emblemáticos y nombres de los países donde había estado y, tras mucho meditarlo, se decantó por una camisa oscura, donde la mitad estaba hecha con lino y la otra con chifón,dejando entrever parte de su cuerpo, un vaquero pitillo desgarrado en la rodilla izquierda, unas botas negras, sus favoritas, y una chaqueta de cuero del mismo color. Volvió a tomar una ducha rápida, se vistió y, para terminar, se puso colonia en los puntos que consideraba clave: muñecas, cuello y justo por debajo de donde convergen este último y la espalda porque sabía que a los chicos solía gustarle

Finalmente, fue al salón, cogió las llaves del coche que había alquilado, se despidió de su padre y su hermana pequeña, que acababa de llegar de jugar con una de sus amigas, y se marchó. Estaba muy nervioso, una mezcla entre miedo e intriga por saber cómo iba a ser la noche, si le iba a gustar o no el chico en cuestión, si realmente era tan atractivo como parecía ser en las fotos o si era simplemente otro del montón.

Consiguió aparcar su coche tras dar vueltas y vueltas alrededor y,para su suerte, no muy lejos de donde vivía su cita. Le envió un mensaje haciéndole saber que estaba cerca y, justo unos segundos después, recibió su respuesta diciéndole que le esperaría en la puerta.

En efecto, estaba ahí, sentado en el umbral, fumándose un cigarrillo. A él le dio la sensación de que simplemente estaba intentando hacerse el interesante o,quizás, únicamente pretendía intimidarle. Fuera como fuese, entraron en su casa y mientras cruzaba la puerta con él a sus espaldas, el corazón le latía a mil por hora. 

-¿Quieres algo para beber?-Le preguntó desde la cocina-.
-Sí, por favor, -contestó él sonriendo-.
-¿Una birra?- Dijo estirando la mano desde la nevera-.
-¡Una cerveza estaría genial, gracias!

Trajo las bebidas, él también iba a tomarse una Heineken, se sentó y empezaron a hablar. Estuvieron conversando durante más de dos horas: un poco sobre sus vidas, sus trabajos, lo que les gustaba o lo que no...,en fin, lo normal en este tipo de circunstancias:

-Por cierto, ¿cómo te llamas?-  preguntó de manera natural-.
-¡En serio! ¡Llevamos dos horas hablando y aún no sabes cómo me llamo!- Le replicó este con una expresión seria en la cara que no pudo sostener durante más de dos segundos-.
-¡Lo siento! Soy un desastre con estas cosas, estaba tan a gusto hablando contigo que me olvidé por completo de preguntártelo -le dijo bajando la cara fingiendo estar avergonzado-.
-Me llamo Román, ¿y tú?
-¡Ja,ja, ja!¡Qué cara dura!¡Tú también lo habías pasado por alto!- Le reprendió divertido-.Ambos se miraron y se sonrieron mutuamente, como dando a entender que estaban cómodos con el otro.
-Mi nombre es Joan, guapo.

Siguieron charlando un rato más, mientras una sucesión de canciones de Whitney Houston, Celine Dion, Mariah Carey, Laura Pausini, y, esporádicamente, algún que otro cantante masculino, sonaban de fondo. Hasta que entre pregunta y pregunta, él se acercó y le besó. Entonces no hubieron más palabras ni más risas, solo pasión, como pocas veces había experimentado, se comieron a besos y luego se fueron a su habitación. 

Se tumbaron en la cama ya casi desnudos. Joan se sorprendió a sí mismo por el placer enorme que le daba sentir su piel contra la suya, oler su colonia, que se quedaría impregnada en su cuerpo durante toda la noche. Román se puso encima y acarició cada centímetro de su anatomía con las manos, unas que se le antojaron suaves y delicadas, luego descendió y se entretuvo jugando con sus pezones; él se retorció de placer. Justo entonces, rodeó su pene con las manos para metérselo unos segundos más tarde en la boca. Por primera vez, desde sus labios se escapó un gemido incontrolable y, antes de que se diera cuenta, él estaba dentro de su  cuerpo y,  a partir de ese momento, los dos se entregaron por completo al otro.

Al terminar, se fueron de nuevo al salón y siguieron hablando, dándose besos de tanto en tanto, hasta que Joan tuvo que marcharse a casa porque ya era tarde:

-¿Te apetecería quedar de nuevo esta semana?- Dijo con un deje de duda en la voz Román-.
-¡Claro que sí! Yo te aviso porque ya sabes que estoy de vacaciones y aún tengo gente a la que ver pero cuenta con ello. 

Se despidieron y, mientras se alejaba de camino al coche , escuchó la puerta por la que acaba de salir cerrarse.

Transcurrió una semana hasta que pudieron verse de nuevo. Esta vez se citaron por la tarde y, en lugar de cerveza, Joan bebió zumo de manzana con jengibre que Román acababa de comprar. Esta vez la conversación que mantuvieron fue más intima. Hablaron sobre la vida de él, sobre la suya y,entre en vaivén de palabras, Román le preguntó:

-¿Te puedo besar o tengo que pedirte permiso cada vez que quiera hacerlo?
-No, no hace falta que me pidas permiso. De hecho, deberías estarme besando ahora mismo- le contestó Joan mirándolo a los ojos-.

Eso fue todo lo que bastó otra vez para que los dos se dejaran llevar por sus impulsos, un simple beso. Yacieron  juntos dos veces esa tarde para luego quedarse en la cama abrazados,como si lo hubiesen hecho toda la vida, intentando alargar sus últimos momentos juntos lo más posible para, finalmente, vestirse y volver al salón, donde se entretuvieron charlando un poco más. 

Joan estaba ya listo para irse y, sin embargo, ambos seguían besándose y repitiéndose mutuamente que seguirían en contacto, que se habían gustado mucho y, que si seguían solteros la próxima vez que Joan volviera de visita a ver su familia, quedarían de nuevo.

Salieron a la puerta pero esta vez ambos se quedaron en el umbral, él mirándolo y Joan deseando besarle de nuevo antes de marcharse mas sabía que no debía, quizás no habría podido irse nunca.

Se despidieron. Román permaneció en la puerta viéndolo alejarse y mientras Joan caminaba hacia el coche, iba pensando  que de haber quedado una vez más, probablemente las cosas hubieran ido más allá. Volvió a mirar atrás antes de virar en la esquina donde lo perdería de vista y ahí estaba, observándolo y, por un instante, se detuvo y ambos permanecieron inmóviles, cada cual en su sitio. Por un momento, Joan estuvo a punto de deshacer sus pasos y volver a entrar en su casa para que lo hiciera suyo una vez más. Sin embargo, le sonrió y siguió su camino. 






10 mar 2018

Nadie.

Foto: Jonathan Rincón.


Llora sin lágrimas,
A solas, sin nadie mirando.

Llora con ganas,
A solas, sin miedo a ser oído.

Llora la soledad,
A solas, sin temor al martirio.

Llora la vida,
A solas, sin latido en el pecho.

Llora su alma,
Sin latido.

Sin miedo. 

Sin nadie.

3 mar 2018

Secreto.

foto: Jonathan Rincón


Adoro su voz en cualquier momento del día,
Su primera mirada en las mañanas,
Y el modo en que sus labios pronuncian mi nombre.

Me embelesa su olor al final del día.
Una mezcla de amor y lujuria,
Que se acentúa cuando se me acerca
Y lo deseo en secreto.

Deseo su cuerpo imperfecto,
Lo admiro en secreto,
Lo amo en secreto,
Quiero hacerlo mío en secreto.

Quiero hacer de todo con él,
Y que el haga lo que quiera conmigo,
También en secreto.

No me importa que no me ame
Pero que me desee.
Como solo yo sé,
Como solo él sabe.
Como los dos podríamos saber.

Podríamos ser uno en las noches
Y el otro en las mañanas.
Cuando sonreímos juntos
O cuando me abraza,
Y yo lo abrazo,
Podríamos ser uno,
Para siempre, él y yo.

Podríamos si él quisiera,
Podríamos si yo quisiera,
Si tan solo el destino quisiese
Él y yo podríamos.

25 feb 2018

Oírlo

Foto:  Jonathan Rincón


Hace poco llovía, una lluvia ligera
Y desde cualquier rincón de la casa
Solo se escuchaba el repiqueteo del agua en el cristal.
En todos ellos, el agua, la lluvia.

No hay ninguna voz, ningún movimiento
No hay ruido.
Solo mi respiración.
Y si dejara de respirar en este momento,
Únicamente se oirían las manecillas del reloj
En su baile perpetuo con el tiempo.

Nunca antes deseé tanto escuchar mi nombre,
Bajo la luz del medio día o en la cocina.
Y si no fuese allí, en algún lugar.
Pero oírlo.

Una caricia, con él.
Una mirada, con él.
Un reproche, con él.
Pero oírlo.

Desearía escucharlo ahora
Sin importar de dónde venga
Bien del vecino de al lado cuyo jardín está de luto,
O de alguna de las personas que van de camino
A cualquier parte en la guagua.
No me importa el remitente.
Tan solo oírlo.

Me levanto del sofá,
Subo las escaleras y entro en su habitación, que también esta vacía.
Me paro delante del espejo
Y bajo la tenue luz que entra a través de las persianas,digo mi nombre.
En un susurro,
Mientras imagino ser otra persona, en algún lugar,
Desde algún lugar.

Y aunque parezca que de mi cabeza se ha esfumado toda cordura,
No me importa,
Porque solo quiero oírlo.

Jearci Brown

Jearci Brown
Hoy han de llover estrellas porque no he de llorar por penas, hoy te haré el amor? yo, el enamorado poeta con letras de mil poemas mientras el sol paga su condena.

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