Es el primer sentimiento que
experimento
Al ponerme de pie y observarme de tanto
en tanto en el espejo.
Las palabras no están, no fluyen,
En ese va y ven ondeante de belleza
reveladora.
No hay posición o lugar alguno donde halle la inesperada visita de las musas
Ni suficientes lágrimas o voz en grito
que puedan aliviar mi alma.
Frustrante desequilibrio entre los
colores del cielo,
La realidad y la profundidad
espeluznante de mi desconexión con el mundo.
A veces me pregunto si el resultado de
la tranquilidad permanente
O de la pluralidad de sensaciones
repetitiva.
Encuentro este nuevo espacio que habito
Repleto, lleno, cargado, amontonado,
abarrotado, desbordado.
DESBORDANTE.
Sonidos, voces, colores, palabras,
gestos,
personas, olores, lugares...,
Todo confluye en lo mismo.
A veces evoco la monotonía de antaño
Entre las cuatro paredes de mi
habitación repleta de libros y colores tibios.
Con el olor a café de una taza aún
caliente y recién terminada sobre la mesita de noche,
Con el sol ondeando en lo alto en pleno
día
O con el cielo repleto de nítidas
estrellas.
Ahora la luz del astro padre es
distinta
Y el paisaje nocturno es mas como una
representación viva de la obra de Van Gogh.
En esta nueva tierra de ardillas
juguetonas,
Cuervos que entonan su canto al
crepúsculo
Y zorros agazapados tímidamente entre
los arbustos,
He encontrado de nuevo el equilibrio perdido.
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