Volar solo conlleva valentía
Esta por sí misma jamás existiría,
El miedo siempre viene tras ella.
Sino, mas bien seria estupidez.
Cada día tengo más claro que el mundo es el mayor estúpido habido y por haber.
Somos todo aquello que juzgamos, amamos,
Odiamos, añoramos o ansiamos.
Lo queremos todo cuando la mayor parte del tiempo no damos nada a cambio.
Ahora tomo un café,rodeado de otras personas.
Cada cual con su historia y su recorrido.
Con sus metas y sueños.
Con sus logros y fracasos.
Todos distintos y, al mismo tiempo,
Todos parecidos los unos a los otros.
Mucha gente juzgará que esto no es un poema.
Que no hay rima ni nada semejante,
Quizás una reflexión en forma de poesía.
Quizás cuando otros lean estas líneas y/o versos,
Llegarán a la conclusión de que mi percepción es errónea,
Que el mundo no está tan mal,
Que debo de ser un ser frío, con una vida triste.
Y no, ¡no doble!
Como todos, me he roto y me han roto.
Como todos , me rio, solo y en compañía.
Como todos, amo y soy amado.
Como todos, juzgo y soy juzgado.
Las personas fuertes, también nos caemos y lloramos.
Las personas fuertes, también tienen su propias guerras.
Las personas fuertes, sufrimos en silencio y nos levantamos cuando hemos padecido lo suficiente para sentirnos vivos.
Las personas débiles, por lo contrario, solo caen y lloran.
Las personas débiles, lidian conflagraciones y no ven la victoria.
Las personas débiles, lloran con todos y se victimizan a sí mismas porque encuentran en el acto regocijo,
Que les da derecho a ser de esa manera.
La valentía no es inherente a la debilidad de espíritu.
Pero la fortaleza se puede encontrar con paciencia e inteligencia.
Vivimos en un mundo que no se preocupa del mal ajeno,
Donde el egoísmo campa a sus anchas.
Donde el mal prolifera tan rápido como el bien se extingue.
Debemos ser valientes,
Solidarios,
Inteligentes,
Humildes,
Generosos,
Sensibles y fuertes.
Débiles pero sin rompernos.
Abrazar la vida y la alegría.
Sentir los momentos tristes,
Aprender de ellos.
Debemos ser humanos y humanitarios.
Ser egoístas cuando toca.
Dadivosos cuando la situación lo requiere.
Debemos amar.
Debemos dejar de odiar.
Debemos vivir y dejar vivir.
Y todo eso conlleva, en estos días nuestros, valentía.
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